20 de mayo de 2030
Son las 7 de la mañana, y como cada día me dirijo a la
escuela. Aquí las cosas han cambiado mucho según me cuentan mis abuelos. Quizá
era verdad. Mi abuela dice que cuando mi madre iba al colegio los alumnos
asistían a aprender, ¿pero es que acaso ahora no vamos a estudiar?
Cada día voy al colegio y aprendo cosas nuevas, e
incluso presto más atención que hace 6 años. - ¡Claro, para eso están las
pastillas! – decía mi abuela. Es verdad que hace 5 años los laboratorios
crearon una pastilla que permitía al alumnado centrar toda su atención en las
escuelas. No nos permite distraernos ni interactuar, ¿pero es que acaso esto no
es bueno para los jóvenes? Me preguntaba asombrada. Entonces, ¿por qué mi
abuela se lamentaba tanto de la educación actual? No entendía nada y cada vez
que hablaba del tema me hacía la misma pregunta una y otra vez. –Sois como
robots- susurraba ella. Seguía sin entender nada, no podía comprender las
palabras de mi abuela, ni su mirada llena de nostalgia.
Un día decidí preguntarle claramente y… ¡Somos como
robots! ¡Mi abuela tenía razón! ¿Cuántas veces había trabajado en equipo con
mis compañeros? Y ¿qué era eso de interactuar y la expresión oral? Todo era
memorizar conocimientos y para ello, no podíamos dejar de prestar atención, ni
para preguntar. La pastilla nos convertía en una especie de soldados, donde la
comunicación o los sentimientos no tenían lugar.
Los profesores se habían convertido en auténticos
robots, que se tiraban el día transmitiendo conocimientos. Pero, - ¿acaso no
eran robots con forma humana? – señalaba mi abuela. Empezaba a entenderlo todo…, pero seguía sin
comprender algo, ¿por qué mi abuela tenía esa mirada tan triste cuando hablaba
de las escuelas y los profesores?
Al día siguiente decidí investigar acerca de los
profesores, y encontré la solución a todas mis preguntas… mi abuela había sido
profesora hasta hace apenas 6 años.
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