En 1922 Thomas Edison dijo que
las películas estaban destinadas a revolucionar nuestro sistema educativo y
suplantarán a los libros; no sucedió. En 1930 con la aparición de la radio
sucedió lo mismo. Se pretendió llevar a los expertos directamente a las aulas
para mejorar la calidad de la educación a un coste menor, lo que suponía la no
necesidad de profesores expertos. En los años 80 los ordenadores eran la
solución a la mala educación. Las clases eran audiovisuales e interactivas pero
tampoco dieron los resultados esperados. Esto ocurre porque la tecnología solo
nos administra conocimientos y en la educación entran en juego más factores.
En los últimos 100 años muchas áreas
han evolucionado. Sin embargo, la educación no, ¿por qué? Por la esencia de la
misma, la educación requiere de una interacción social.
En la aplicación de la tecnología
en el aula siempre se ha debatido qué tecnología es la mejor para la enseñanza,
cuando en realidad la pregunta que había que hacerse era cómo usar la
tecnología. Con esta pregunta lo que se pretende es averiguar cómo debemos
utilizar la tecnología para promover el pensamiento lógico de nuestros
estudiantes.
Si pensamos que la única función
de un profesor es la de transmitir conocimientos, entonces es lógico que
pensemos que la figura del profesor está obsoleta y es prescindible, pues los
videos tutoriales de YouTube ya nos transmiten esos conocimientos. No obstante,
la figura del profesor también debe hacer de guía en el proceso de aprendizaje,
servir de inspiración y sobre todo motivar a los alumnos para que cojan ellos
mismos las riendas de su aprendizaje.
En la enseñanza, el factor más
importante es el humano y todo lo demás debe orbitar alrededor de él. En cambio,
parece ser que le otorguemos más importancia a la tecnología, y olvidemos por
un instante quiénes somos en realidad. Pretendimos y conseguimos diferenciarnos y separarnos
de nuestros parientes los animales por medio de árboles genealógicos y términos
científicos. Ahora nuestro objetivo es alejarnos más aún, pretendemos
asemejarnos más a las máquinas que a nuestros orígenes humanos; el cíborg llama
a la puerta.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe parece muy acertado lo que has comentado. Ver para creer... Que la tecnología nos haga más sensibles, más reflexivos, más humanos; eso sí que es un gran paso. Muy buena entrada.
ResponderEliminarGenial
ResponderEliminarGenial
ResponderEliminarPor cierto, recuerda a todo el grupo el uso de las etiquetas. IMPORTANTE
ResponderEliminar